¿Cómo desarrollar mi fortaleza emocional?

¿Cómo desarrollar mi fortaleza emocional?
16 de febrero de 2024 Victor Rodríguez

A pesar de que vivimos en la época con mayor avance tecnológico y niveles de comodidad y bienestar de la historia, los problemas de salud mental se han disparado en la población. En general, nos cuesta afrontar las adversidades y nos vemos sobrepasados por los acontecimientos naturales de la vida.

Es frecuente ver cómo caemos rápidamente en el desánimo cuando enfrentamos dificultades en nuestro camino y abandonamos las metas importantes de nuestra vida si suponen esfuerzo a corto plazo. Por eso, desde la psicología planteamos que es necesario construir unos buenos cimientos de madurez psicológica para poder consolidar una autoestima a prueba de balas.

Existen tres pilares fundamentales necesarios para alcanzar la fortaleza emocional: la tolerancia a la frustración, la demora del refuerzo y la tolerancia a la incertidumbre. Para que podáis ir poniendo en práctica los tips que os proponemos, abordaremos el primero lo abordaremos en esta publicación, mientras que los dos siguientes los detallaremos en el siguiente post.

La tolerancia a la frustración es la habilidad de manejar el malestar provocado porque las cosas no salen como esperamos o deseamos. Cuando no desarrollamos esta capacidad, cualquier cosa que nos supone una incomodidad o molestia nos hace venirnos abajo. Por eso, aprendemos a evitar y a procrastinar como estrategia de afrontamiento y nos volvemos cada vez más sensibles a las cosas dolorosas o desagradables. El problema de la evitación es que, a corto plazo, nos alivia el malestar, pero, poco a poco, nos debilita psicológicamente.

Algunas pautas para trabajar la tolerancia a la frustración son:

  • Aceptar la incomodidad como parte de la vida. El dolor, tanto corporal como emocional, es inevitable. Al igual que, en algún momento de la vida pasaremos calor, frío, achaques o jaquecas, pasará lo mismo con la tristeza, la rabia o el miedo. De hecho, se calcula que cada día enfrentaremos un promedio de 23 frustraciones, por lo que, más nos vale relacionarnos con ellas con naturalidad.
  • Marca objetivos realistas. Si mido 1’50 m, probablemente no pueda dedicarme al baloncesto profesional y jugar en la NBA. Al igual que, si Dios no me ha llamado por el camino de la belleza, será difícil ganarme la vida como modelo. Si tengo dificultades de atención, no será posible conseguir ser controlador aéreo. Es cierto que hay cierto margen de mejora, pero hasta cierto punto.
  • Ejercicios de control de la activación. Cuando estamos muy nerviosos o alterados por una situación concreta, podemos aprender ejercicios de respiración o de control de impulsos para rebajar el malestar. Si conseguimos estar más tranquilos podremos encontrar nuevas alternativas para resolver el problema.

Ponte en marcha, empieza con estos cambios a nivel de pensamiento (aceptar la incomodidad, sin huir de ella, y objetivos realistas) y emocional-fisiológico (identificación y reducción de la activación), y ve aumentando tu tolerancia a la frustración.

En el próximo post ahondaremos en la demora del refuerzo y la tolerancia a la incertidumbre. ¿Distingues las tres? ¿Sabes cómo potenciar (de forma práctica) esos pilares esenciales para el desarrollo de la fortaleza emocional?

Victor Rodríguez

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