Problemas sexuales: causas más frecuentes. ¡Aprende a hacerles frente!

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Si has leído nuestro anterior post, ya sabrás cómo funciona la respuesta sexual, tanto de hombres como de mujeres, cuáles son las principales disfunciones sexuales y un primer esbozo de las causas y tratamientos de las mismas (para leer más sobre esto pincha aquí).

En este post, vamos a profundizar en éste último aspecto un poco más. Aparte de las causas orgánicas, médicas, ¿qué puede originar una disfunción sexual? ¿y qué tiene que ver la Psicología en esto?

¿Por qué puede nuestra relación estar pasando por algo así? Si antes funcionábamos bien ¿qué ha pasado, por qué y cómo podemos solucionarlo?

Las disfunciones sexuales, en su inmensa mayoría, surgen como consecuencia de problemas en la pareja. Son la punta de un iceberg que conviene conocer para poder hacerle frente y ponerle solución.

  1. La herida.

Puede que el problema sea una herida. Una herida emocional.

Seas hombre o mujer: ¿te sientes poco escuchado por el otro? ¿O poco deseado?  ¿poco valorado? Si al leer algunas de estas preguntas tu respuesta a alguna de ellas es “”, es sencillo que cuando intimes con tu pareja, pongas frenos debido a pensamientos que te bloqueen. También puede ocurrir que la emoción real que surja sea únicamente de excitación, pero no desees darte por entero al otro. Porque tienes una herida. Y duele ignorarla y hacer como si nada. Es como tapar una herida con pus con una tirita: no se cura la infección.

En este caso, esa decepción acerca del otro o de la relación se reflejará cuando mantengáis relaciones sexuales. Por ello, tendréis que profundizar en qué sentís acerca del otro. Os animamos a ser transparentes, a expresar el desánimo, o la rabia, o la tristeza (la emoción que sintáis con respecto a la relación). El mero hecho de permitirse expresar el malestar, ya es terapéutico. Tras esto, hablad de posibles soluciones, concretas.

Si no lo lográis, o con ello no llegáis a ningún puerto, o que aún expresando el dolor uno de los dos (o los dos) no comprende al otro, quizá sea el momento adecuado de buscar ayuda de un profesional, que os oriente acerca de cómo comunicaros y curar las heridas que hayáis ido acumulando a lo largo del tiempo que lleváis juntos, y que os están impidiendo ser felices juntos (y “funcionar” en la cama, consecuentemente).

  1. La experiencia previa de fracaso

Otro origen de problemas sexuales de diversa índole es el que surge cuando uno ha experimentado un fracaso a nivel sexual. Es el caso, por ejemplo, de los hombres que tienen a raíz de una mala experiencia, una disfunción eréctil. O de las mujeres que a raíz de una eyaculación precoz de su pareja, sienten bajo deseo sexual. En estos casos, está mediando el gran enemigo de la respuesta sexual: la ansiedad anticipatoria. Esto se traduce en pensamientos del tipo: ¿fracasaré de nuevo en la penetración?, ¿me excitaré lo suficiente?. Con este tipo de pensamientos (ansiógenos, es decir, que generan ansiedad), lo más habitual es que ocurra precisamente eso que se teme: que la relación sexual no sea satisfatoria, al menos para uno de los dos. En ese momento se confirma la creencia, la teoría, de que no soy capaz de satisfacer y “funcionar” con el otro, aumenta la ansiedad, y se mantiene/empeora el problema sexual. En estos casos, es imprescindible acudir a un profesional dela Psicología que aborde esta ansiedad anticipatoria.

  1. El descuidar la relación

Otra posible causa es que simplemente hayáis dejado que la inercia y el cansancio se coman vuestra comunicación. Llegas del trabajo, agotado. El mejor tiempo del día, toda tu energía, se la has dedicado al trabajo (sea fuera o dentro de casa), son las 10 de la noche y lo único que quieres es dejarte caer en el sofá, encender la televisión y poner el cerebro en Modo Off. En esta situación ¿te apetece ponerte a hablar de tu día? O más aún… ¿le preguntas a tu pareja cómo está, qué le preocupa, qué le ha alegrado el día, o si necesita algo?

La respuesta que solemos encontrarnos en consulta, es un “No”. Ha llegado el final del día y el tiempo de calidad se me ha agotado, ahora estoy cansado y solo quiero desconectar.

Si media hora más tarde, tras haber estado en silencio viendo la tele, cansados ambos, os encontráis en la cama, lo más sencillo es que al menos uno de los dos no se sienta en conexión con el otro. No sabes cómo le ha ido el día, qué siente, qué piensa, ni el otro lo sabe de ti. ¿Cómo compartir lo más íntimo si no habéis compartido lo básico? Lo más probable es que en ese caso, al estar tan distanciados emocionalmente, se produzca falta de deseo/excitación (normalmente en la mujer, conllevando en algunos casos a dolor durante la penetración), o bien eyaculación precoz y/o anorgasmia.

 

De forma que os planteamos una solución, bastante sencilla y eficaz: proponeos compartir tiempo de calidad. Esto es: a las 10 de la noche es vuestro tiempo. Si tenéis niños, ya estarán acostados (o en proceso), si no los tenéis, solo tenéis que lidiar con la inercia y el cansancio diario (que no es poco, ¡pero merece la pena el esfuerzo!).

Os invitamos a salir de esa tendencia negativa. A dedicaros un ratito agradable. A apagar la televisión al menos 15 minutos para escucharos. Para facilitar el que haya un momento de intimidad, de miraros, de expresar lo que habéis sentido o pensado durante el día, de darle importancia a lo que el otro ha vivido, en la cotidianidad. Os podemos asegurar que haciendo esto, con un pequeño cambio en la forma de atenderos, vuestra relación va a mejorar. Y cuando una relación mejora, crece, tenemos la experiencia de ver en consulta, que los problemas sexuales se minimizan o desaparecen (cuando no hay causa orgánica, como hemos dicho anteriormente).

  1. Problemas de comunicación

Otra cuestión: ¿Habláis de lo que os gusta, os disgusta o lo que esperáis, en la cama? Si la respuesta es “No”, ya sabéis cuál es vuestra nueva tarea. Conocer al otro no surge por arte de magia. Y tu pareja no tiene una bola de adivinación, así que si hay algo que deseas, o que te incomoda…¡díselo!

Muchas disfunciones sexuales (principalmente la falta de deseo/excitación, dolor o dificultad para lograr la penetración y anorgasmia) derivan de problemas de comunicación en este sentido. La persona que hace cosas que no desea, o que le incomodan, lo expresa con su cuerpo aunque no lo haga con su lenguaje. Estará tenso, o pensando en ello durante la relación sexual, o deseando que termine. Si esto ocurre, el otro lo percibirá. Puede que ello haga que se plantee qué le está pasando, por qué está frío o distante. Puede que piense que el otro no le ve atractivo (este tipo de anticipaciones le ocurren mucho a las mujeres), o que la “chispa” se ha apagado. Pero no. No es nada de eso. Simplemente el otro está tenso porque no le gusta lo que estáis haciendo. O no le resulta satisfactorio, o desearía que os relacionarais de otra forma.

Hablad, hablad y hablad.

 

En resumen: si estáis en un tiempo donde percibís enfriamiento, distancia entre ambos, donde no se habla, donde no se expresa el dolor o el enfado por pereza (para evitar conflictos), o donde no se percibe deseo del otro de compartir, o de recuperar/reconstruir las heridas, … y en esta situación tenéis relaciones sexuales, lo más probable es que esa unión no sea satisfactoria, como mínimo para uno de vosotros. Y que ello repercuta en cómo vivís ambos la sexualidad en pareja.

Así, el objetivo no debe ser centrarse o preocuparse en exceso por la problemática sexual. En estos casos (que son la mayoría, según vemos a diario en consulta), es imprescindible profundizar en estas heridas o discrepancias, para sanar de raíz. No para solucionar o limar la puntita del iceberg (problema sexual), sino para deshacer el pedrusco de hielo que hay debajo: la distancia emocional entre ambos, los problemas de comunicación, la diferencia en el sentir de ambos, o falta de libertad para expresar lo que teméis, os preocupa u os enfada.

Os animamos por tanto a sentaros, a hablar (sea solos o buscando ayuda en un profesional de la Psicología), a afrontar con valentía estos temas que os distancian y os duelen. Se puede solucionar. Y no solo eso, sino que si os permitís esta oportunidad, el no conformaros con la relación que tenéis ahora, sino que deseáis mejorarla, veréis cómo crece, se convierte en una relación más fuerte, más libre, más sana y muchísimo más satisfactoria y plena para ambos. Y lo mismo ocurrirá con vuestra vida sexual.

¡No os conforméis, buscad el crecer juntos!

María Bermejo

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