En la era digital, es de sobra sabido que las pantallas son un puente de comunicación muy efectivo, permitiéndonos mantener relaciones a distancia y ofreciendo muchas otras ventajas. Han roto barreras geográficas y temporales y, en situaciones como la pandemia de COVID-19, resultaron de gran ayuda para muchas personas. No obstante, el uso excesivo de las pantallas puede tener efectos perjudiciales en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. La sobreexposición y la hiperconectividad pueden llevar a comparaciones constantes y a una distorsión de la realidad, generando malestar y una percepción negativa de uno mismo.
La importancia de gestionar bien el uso de las pantallas
Las pantallas forman parte de nuestro día a día y de nuestra sociedad, por lo que es fundamental hacer una buena gestión de ellas.
Aquí hay algunas preguntas para reflexionar:
- ¿Cómo me sentiría si, al contar un problema, la otra persona está mirando el móvil a la vez que me habla?
- ¿Cómo me siento si estamos comiendo y hay personas, o yo mismo, utilizando el móvil o viendo la tele?
- ¿Cómo me sentiría si le hago una pregunta a mi padre y este se detiene a mirar las últimas notificaciones en su reloj digital?
Probablemente, muchas de estas conductas ya estén interiorizadas y hasta “automatizadas” y quizá no seamos conscientes en el momento de la repercusión real. Por ello, es importante hacerlas conscientes y reflexionar sobre ellas. En las situaciones planteadas, si se repiten de manera consistente, el cerebro recibe el mensaje de que no se está prestando suficiente atención, que esa pregunta no es tan importante, que no mereces esa atención, en definitiva, que no eres importante. Esto activa una zona del cerebro relacionada con la exclusión social. Somos seres sociales; cuando no nos sentimos comprendidos o escuchados, nuestro cerebro se activa para protegernos y buscar conexión con los demás.
Cosas prácticas para hacer este curso:
Para mantener relaciones saludables y disfrutar del tiempo de descanso, es vital utilizar las pantallas de manera consciente y saber dejarlas a un lado en los momentos oportunos:
- Cuando estés en una conversación con alguien, guarda el móvil.
- Quítate el smartwatch si te genera distracciones cuando estés con los demás.
- Deja el móvil en casa para dar un paseo o hacer un plan que no lo requiera (playa, comida familiar, ir a jugar con amigos, senderismo con la familia el domingo…).
- Pon filtros de uso para no perder el tiempo distraído en cosas absurdas.
- Interésate por los demás, haz preguntas, demuestra curiosidad e inquietud.
Necesitamos la mirada del otro para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás. La atención, la disponibilidad y el sostén hacen que el otro se sienta escuchado, comprendido y satisfecho.
Disfrutemos de las pantallas y de sus ventajas, pero también aprendamos a valorar los momentos de conexión real con las personas que nos rodean